El ingreso por sorteo del IEMS-DF en el banquillo de los acusados
Raúl Pérez Ríos
“estamos
haciendo una lotería
académica con los lugares
del nivel medio superior
y de la Universidad”
Héctor G. Riveros y
Emma Jiménez Cisneros
“este
procedimiento merece el beneficio
de la duda, ya que si bien no es acorde
con el modelo ortodoxo usado en el país
a través de un examen de selección,
debe darse la oportunidad de que
demuestre su efectividad”
J. Ramos
El Instituto de Educación Media Superior del Distrito Federal (IEMS-DF), al igual que la Universidad Autónoma de la Ciudad de México
(UACM), “Promueve la equidad en el acceso, dado que el ingreso al sistema se
hace por medio de un sorteo. Mediante este procedimiento busca equilibrar las
condiciones de desigualdad en que egresan los estudiantes del nivel básico”
(EVALUA DF, 2012), a diferencia de otros bachilleratos, como el de la UNAM o el del Instituto Politécnico Nacional (IPN), donde sólo ingresan los aspirantes que obtienen los puntajes
más altos en un examen de selección.
Tanto en el IEMS-DF, como en la UACM,
es el azar el que determina la posibilidad de que los jóvenes puedan realizar
sus estudios en dichas instituciones y no se toma en cuenta el promedio con el
que salieron los aspirantes de la secundaria o el bachillerato, ya que se
considera que “los promedios de
calificaciones y los exámenes de admisión ‘en boga’ no juzgan factores
altamente determinantes del éxito escolar como la motivación, las capacidades
creativas, la auto estima y la seguridad de los mismos estudiantes”, tal
como se mencionó en las justificaciones en torno al sorteo que publicó la UACM, el 22 de junio de 2001, antes de
ser autónoma.
Claudio Albertani (2012), también
considera que “Aun admitiendo, sin
conceder, que el examen de admisión sirva para medir los conocimientos de los
aspirantes en un momento dado, no puede dar cuenta de su disposición a aprender
y la experiencia dice que este es el factor determinante”, para lograr el
éxito escolar.
Sin embargo, Antonio Gago Huguet[1]
señala que mediante el ingreso por sorteo tampoco se ve “cómo se evalúa la auto estima o el afán de logro y la confianza que
pueden tener en sí mismos los jóvenes” (Gonzalez, 2001), ya que con este
mecanismo de selección “podemos estar
dejando a los más necesitados, a los que pueden haber obtenido promedios altos
en la secundaria, a jóvenes sobre dotados, a personas sin padres o en situación
de calle”, como dice el Centro de Investigación Educativa y Actualización
de Profesores A. C. (2001), es decir, no existe un perfil definido de los
estudiantes que ingresan o quedan fuera del IEMS-DF y la UACM.
Esta situación ha hecho que el
ingreso por sorteo sea uno de los aspectos más cuestionados y controversiales de
dichas instituciones (Medina, 2005; Contreras, 2010; Pérez, 2012), tanto por
algunas asociaciones civiles, como por diputados e investigadores que no están
de acuerdo con que sea la suerte la que determine el ingreso de los aspirantes.
El método de ingreso por sorteo “lo que hace es poner en segundo término
cualquier cualidad o rasgo característico de una persona” (González, 2001),
ya que “no se relaciona ni con el mérito
ni con el esfuerzo, es solo cuestión de suerte” (Medina, 2005), y “contribuye a que la población estudiantil
tenga un perfil educativo, social y económico heterogéneo, cuestión que
representa un reto de atención a la diversidad” (Hernández, 2013b), al que se enfrentan los Docentes-Tutores-Investigadores (DTI’s) que laboran en las Preparatorias
del Gobierno del Distrito Federal (GDF) y al que, “al menos desde el punto de vista formal, se responde a través de la
aplicación del Proyecto Educativo” del IEMS-DF
(EVALUA DF, 2012)[2], ya que
“Los maestros no se limitan a dar clases,
sino que también realizan tareas de tutoría y de investigación. Gracias a esto
los alumnos reciben una atención personalizada que les abre la oportunidad de
emparejarse con jóvenes de, por ejemplo, las preparatorias de la UNAM e incluso
las privadas para poder acceder a las escuelas de educación superior”
(Asai, 2014)[3].
Sin embargo, Roberto Rodríguez y
Pedro Flores Crespo[4] (citados
por Hernández, 2010a:4), han afirmado que “La equidad en
la educación media superior y superior es tan importante que no puede dejarse a
la suerte en un sorteo, como ocurre en las 17 preparatorias a cargo del
Gobierno local y la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM)",
y consideran que “resulta
injusto quedar marginado por sorteo”, “aunque
tenga elementos de justicia social”.
Por otra parte, Carlos
Ornelas (citado por Archundia, 2012), afirma que el mensaje que manda el
ingreso por sorteo es “que no hay
necesidad de esforzarse y al final lo que cuenta es la suerte”, y de manera
similar, Antonio Gago Huguet considera que “no
es una buena decisión” que se “deje
al azar las posibilidades de un grupo de estudiantes”, ya que “El mensaje que se les da es que más vale
tener buena suerte que esforzarse y haber hecho un buen bachillerato o una
buena educación secundaria; les estamos diciendo de alguna manera que es mejor
fincar las cuestiones en el azar y no en el esfuerzo” (González, 2001)
Aunado a lo anterior,
Priscila Vera (2014), afirma que el IEMS-DF,
“Al ser un organismo educativo al que se
ingresa por medio de un sorteo, y no a través de la evidencia de conocimientos
generales a través de un examen, es percibido como de baja calidad y como una
‘opción fácil’ para no dejar de estudiar”, por lo que “Los jóvenes del Distrito Federal con verdaderas ganas de estudiar no lo
ven como una alternativa. Es por ello que su matrícula está conformada por
personas que no tuvieron otra opción, situación que se refleja en los altos
índices de deserción”. Además, ella afirma que “Decir que mantener el ingreso por sorteo hace a éste un modelo más
democrático que por examen es un argumento falaz” (Hernández, 2014c)
En consonancia con lo anterior, David Calderón[5]
(citado por Hernández, 2014a), propone que las Preparatorias del GDF modifiquen su mecanismo de ingreso
por sorteo ya que “Como experimento ya
fue (…) Se malinterpretó la equidad con la laxitud de no exigir nada como
desempeño de rendimiento, lo que afecta a los maestros", y dicha propuesta
también ha sido contemplada por
Mara Robles (citada por Hernández, 2013a), quien se ha manifestado a favor de que “se trabaje en un esquema de ingreso
diferente al actual, que es por sorteo”, ya que “el azar nunca ha sido justo”, por lo que en el IEMS-DF se podría trabajar en un esquema de ingreso “que les signifique un esfuerzo a los
estudiantes, de tal manera que quienes entran, si se sientan reconocidos y
valorados”.
Desde el punto de
vista de Antonio Gago Huguet (citado por González, 2001),
“hay fórmulas más adecuadas de selección,
sin defender a ultranza una en específico porque todas tienen al menos algún
inconveniente”, y considera que “hacer
un examen de conocimientos, tomar en cuenta los antecedentes escolares de los
jóvenes, hacerles exámenes de aptitudes, entrevistarlos, conocer sus
motivaciones” da “un indicio más
certero que un solo sorteo”.
En ese tenor, Priscila Vera “elaboró una iniciativa de ley para reformar este sistema educativo que
plantea modificar el mecanismo de ingreso que actualmente es por sorteo
aleatorio”[6] (Hernández, 2014f), ya que
ella afirma que “Hacer un examen de
selección a los alumnos que ingresan a las 20 preparatorias del Instituto de
Educación Media Superior (IEMS) ayudará a reducir el rezago” (Hernández,
2014c), mientras que Roberto Rodríguez (citado por Hernández, 2010), considera
que el ingreso a las Preparatorias del GDF
“podría hacerse por una doble vía: unos
por sorteo y otros por examen. Si me interesa mucho entrar, me preparo para un
examen y no me sujeto al sorteo. Si no estoy seguro, voy al sorteo”. Sin
embargo, dichas propuestas no han sido bien recibidas por la comunidad del IEMS-DF.
Cuando José de Jesús Bazán Levy era
el Director General del IEMS-DF,
llegó a afirmar que no se cambiaría el mecanismo de ingreso por sorteo, ya que
“Cambiarlo llevaría a un conflicto
improductivo, en el sentido de que hay otras muchas cosas importantes que se
pueden hacer sin cambiar eso y por hacerlo se dejaría de hacer todo lo demás”
(Hernández, 2010:4), y en ello tenía toda la razón, puesto que “la eliminación del examen de admisión no es
una ocurrencia, sino que responde a un planteamiento pedagógico preciso”
(Albertani, 2012:55). Se trata de eliminar un mecanismo curricular que
culpabiliza a los excluidos, bajo el argumento de una supuesta carencia de
habilidades, cuando en realidad se trata de limitar su acceso a la educación
debido a la falta de espacios y de presupuesto, además de que no da cuenta de
la disposición de los estudiantes a aprender, lo cual es un factor determinante
para que los estudiantes puedan concluir sus estudios.
Si se tratara de implementar ese
mecanismo de selección en las Preparatorias del GDF, eliminando para ello el ingreso por sorteo, es indudable que
se generaría un conflicto muy serio, por la oposición que se podría generar.
Además de que, como dijo Freyja Doride Puebla (citada por Hernández, 2014e), cuando
era Directora General del IEMS-DF, “Si cambiamos nuestro ingreso, vamos a dejar
en desventaja a todos estos chicos para los cuales ésta es la única oportunidad
de estudio”, ya que “Si (los
estudiantes) tuvieran que presentar un
examen ¿Quién va a rescatar a estos chicos que han sido rechazados y rechazados
y rechazados? Nuestro proyecto surge de la Secretaría de Desarrollo Social para
apoyar a estos grupos”[7],
por ello “Las preparatorias del Gobierno
capitalino defenderán que el ingreso a estas escuelas se mantenga por sorteo”.
Como diría Claudio Albertani (2012), para el caso de la UACM, que también se aplica al IEMS-DF:
“una de las razones de ser de nuestra institución
es, precisamente, admitir a los excluidos por el sistema escolar”.
Alejandro Canales (citado por
Hernández, 2010), señala que “primero
tendría que resolverse el problema de cobertura a todos los jóvenes en edad de
cursar el bachillerato y después discutir su mecanismo de ingreso”. Sin
embargo, la diversidad de instituciones, tipos y modalidades de bachillerato
posiblemente puedan resolver en lo inmediato el problema de la cobertura, pero
no necesariamente satisfacen las preferencias educativas de los estudiantes, ya
que muchos aspirantes sólo quieren estudiar en determinadas escuelas o
instituciones y cuando les asignan una que ellos no eligieron, como sucede en
el examen único de selección de la Comipems
con los aspirantes que no obtienen los más altos puntajes, puede ocasionar
posteriormente una situación de fracaso escolar, ya que los jóvenes terminan
desertando, a pesar de que se les garantizó su acceso al bachillerato.
La discusión de las implicaciones
que conllevan los diferentes procesos de selección de los aspirantes al
bachillerato es importante porque existen diferencias considerables entre cada
uno ellos, ya que mientras el sorteo aleatorio de los lugares disponibles deja
el problema de la exclusión educativa al azar, los exámenes de admisión
introducen el aspecto de la discriminación académica, con el que se busca que
sólo los estudiantes que obtienen los más altos puntajes en el examen pueden
ingresar al bachillerato de su elección, dejando fuera de las instituciones con
mayor demanda a los estudiantes más desfavorecidos, los cuales se ven orillados
a ingresar a una institución que ellos no querían.
Al respecto, Iris Guevara González
(2002) señala que “Si bien el examen
único permitió incrementar el ingreso a la educación media superior, ha creado
descontento entre los jóvenes porque son canalizados a instituciones que no son
las que ellos han elegido y muchos de los que deseaban estudiar bachillerato
han sido enviados a carreras técnicas, en contra de su voluntad”.
Con la obligatoriedad del
bachillerato, el Estado no solo debería garantizar el acceso a la educación
media superior, sino también respetar y satisfacer las preferencias educativas
de los estudiantes, lo que implicaría incrementar y fortalecer aquellas
opciones que tengan una mayor demanda entre los jóvenes que deben estudiar el
bachillerato, de manera que lo puedan hacer donde quieren y no sólo donde
encuentran lugar para poder hacerlo. Si eso se lograra sería innecesario establecer
un método de ingreso para el bachillerato como los que actualmente existen.
REFERENCIAS
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defensa de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México”. Juan Pablos Editor.
México. p. 45 y 55.
Archundia, Mónica, 2012. “Requiere
educación de ‘cirugía mayor’”. El Universal. Metrópoli. Jueves 27 de diciembre
de 2012. En: http://www.eluniversal.com.mx/notas/892121.html
Centro de Investigación Educativa
y Actualización de Profesores A. C., 2011. “Estrategia para el aprovechamiento y mejora del modelo educativo del
bachillerato del IEMS. Informe Final.
Contreras, José, 2010. “Desorden y trampas en las prepas del
DF”. La Crónica de Hoy. Opinión. 6 de mayo de 2010. En: http://www.cronica.com.mx/notas/2010/504536.html
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diseño de los servicios educativos que proporciona el Instituto de Educación
Media Superior del Distrito Federal”, p. 25. En:
http://www.evalua.df.gob.mx/files/recomendaciones/evaluaciones_finales/evaluacion_media_superior.pdf
González, Alberto, 2001.
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Guevara González, Iris, 2002.
“La educación en México. Siglo XX”. UNAM/Miguel Ángel Porrúa. Ciudad de México.
Hernández, Mirtha, 2014a. “Piden
quitar ingreso por sorteo en prepas”. Reforma. Ciudad. 21 de mayo de 2014. p.
2. En: http://www.reforma.com/aplicaciones/articulo/default.aspx?Id=238073
Hernández, Mirtha, 2014c.
“Insiste diputada en hacer examen para las prepas”. Reforma. Ciudad. 27 de
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Riveros, Héctor G. y Julieta Fierro, s/f. “La evaluación y los exámenes de admisión”. En: http://www.fisica.unam.mx/personales/hgriveros/docu/HecEvaAlfin.pdf
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[1] Antonio Gago Huguet es el
Director General del Centro Nacional de Evaluación para la Educación Superior.
[2] En la “Evaluación del diseño de los servicios
educativos que proporciona el Instituto de Educación Media Superior del
Distrito Federal”, realizada por EVALUA DF (2012) se menciona que “en las narrativas de los actores
–principalmente los docentes-, hay fuertes debilidades en lo que respecta a sus
capacidades para poder atender con pertinencia, equidad y calidad a esta
diversidad de alumnos de los planteles IEMS”, lo cual resulta preocupante,
porque ello repercute también en los indicadores de desempeño de la propia
institución.
[3] En la “Evaluación del diseño de los servicios
educativos que proporciona el Instituto de Educación Media Superior del
Distrito Federal”, realizada por EVALUA DF (2012), se advierte que “Si bien es cierto que en el modelo se da un
gran valor a la tutoría y la asesoría personalizada, en la revisión realizada
se observa que, en la modalidad escolarizada, mientras que de 2007 a 2012 el
número de alumnos aumentó, los docentes que los atienden siguen siendo
prácticamente los mismos, lo cual podría estar generando, problemas de calidad
en la atención recibida por los estudiantes, o minimizando las posibilidades de
atención personalizada supuesta en el modelo”, además de que los DTI’s consideran que “el tiempo no es suficiente para realizar todas las actividades que les
corresponden”, aunado a que “no
siempre hay claridad respecto de lo que le compete realizar”, lo cual
también afectando la atención que se le debe dar a los estudiantes.
[4] Pedro Flores Crespo es un
especialista del Instituto para el Desarrollo de la Educación, de la
Universidad Iberoamericana.
[5] David Calderón es el Director de Mexicanos Primero.
[6] “En la propuesta de reforma al
decreto de creación del IEMS, presentada ante la Comisión de Gobierno el pasado
13 de enero, la panista propone que estas preparatorias se incorporen al
Sistema de Bachillerato a cargo de la SEP. Además de que adopten la Reforma
Integral de la Educación Media Superior (RIEMS), la cual busca el desarrollo de
competencias en los estudiantes. También que las escuelas sean evaluadas por el
Consejo para la Evaluación del Tipo Medio Superior el cual revisa los planes y
programas de estudios, que los docentes cumplan con las competencias previstas
en la Reforma y las instalaciones y materiales sean suficientes para lograr las
competencias” (Hernández, 2014f).
[7] Cada año, muchos de los alumnos que no obtienen un lugar en las
instituciones de educación media superior de la zona metropolitana o que el
asignado no es de su agrado, acuden a las Preparatorias del GDF en busca de una
segunda opción de estudio (Hernández, 2003). Dicha situación fue reportada por
la periodista Nadia Sanders (2001) desde la primera vez que se realizó el
registro de aspirantes en el IEMS-DF, en una crónica en la que mencionó que
dicho proceso “atrae a rechazados,
desertores y primerizos en la búsqueda de un lugar en la educación media
superior pública y gratuita”. Sin embargo, es importante retomar lo que
menciona Héctor G. Riveros y Julieta Fierro (s/f) respecto a que “si un estudiante es rechazado no significa
que no pueda realizar trabajo académico, es posible que en otro intento u otra
institución demuestre su capacidad”.
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