Buscando
el hilo de la deserción escolar en el IEMS-DF
Raúl Pérez Ríos
Juan Carlos Amador Hernández
(2008), menciona que “El desempeño de los
estudiantes varía en función de diversos factores que van desde los
individuales (aspectos psicológicos, motivación, hábitos de estudio), los del
entorno inmediato de los estudiantes (escuela, condiciones socioeconómicas y
culturales de las familias) o los del contexto de un país, entidad o modalidad”,
y advierte que “Un factor de especial
relevancia es la condición socioeconómica y cultural de las familias de los
estudiantes”. Al respecto, Manuel Pérez Rocha (2014), señala que en México,
el sistema escolar opera en un contexto sociocultural miserable, caracterizado
por la frivolidad y la falta de valores intelectuales, civiles, éticos y
estéticos, lo que determina en gran medida los malos resultados de la educación
formal.
Aunque el Distrito Federal (DF) es
una de “Las entidades que tienen una
mejor condición socioeconómica y cultural”, según el Índice de Estatus Económico, Social y Cultural (ESCS) generado por la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico (OCDE) (Amador,
2008), podemos encontrar que las Preparatorias
del Gobierno del Distrito Federal (GDF) tienen muy pocos alumnos
egresados, lo cual es un asunto que “tiene
que analizarse y valorarse con cuidado y con honestidad”, como dice Manuel
Pérez Rocha (2014).
Willms y Echols (citados por Dale,
2004), mencionan que “el desempeño de las
escuelas es condicionado por las categorías de alumnos que las frecuentan”,
y si observamos que el Instituto de
Educación Media Superior del Distrito Federal (IEMS-DF) atienden a una población marginada, podemos decir que su
avance académico está siendo pausado por sus condiciones económicas, sociales y
culturales, lo cual se reflejado en el bajo nivel de egreso que tiene la
institución.
Cuando Guadalupe Lucio Gómez Maqueo
era la Directora General del IEMS-DF,
advirtió que muchos de los jóvenes que ingresaban a las Preparatorias del GDF “no eran recién egresados de la secundaria, lo que tiene un peso
importante, porque implica que el estudiante retome una serie de instrumentos,
así como el hábito de estudio”, además de que “Un 50 por ciento proviene también de familias cuyo ingreso es de dos
salarios mínimos que si bien no tiene que ver con habilidades de los
estudiantes, sí impactan en su desempeño por cuestiones de capital cultural en
su entorno” (Hernández, 2006). Dichas
situaciones, sin duda, impactan negativamente en el desempeño y el avance
académico de los estudiantes y pueden explicar, en parte, la razón por la que
el Sistema de Bachillerato del GDF
presenta una mayor deserción escolar, así como una menor eficiencia terminal.
En el “Informe Final” del Centro de Investigación Educativa y Actualización
de Profesores A. C. (2011), sobre la “Estrategia
para el aprovechamiento y mejora del modelo educativo del bachillerato del IEMS”,
se menciona que los estudiantes de las Preparatorias del GDF “demuestran un paupérrimo
capital cultural” y que existe una “gran
deserción de los alumnos: 50% los primeros dos semestre y por lo menos otro 20%
entre el tercero y el sexto semestre”, además de que se afirma que “una de las causas de la deserción tan grande
el primer semestre es el choque de la cultura (costumbres, vestimenta,
vocabulario, higiene) de los alumnos con la de maestros y administrativos”,
por lo que proponen la realización de “un
programa intenso de redacción durante el primer semestre para elevar el nivel
cultural de los alumnos e incrementar su autoestima. Esto más un esfuerzo
deliberado de todo el mundo por ser amables y comprensivos con los alumnos”.
Actualmente, según el análisis
realizado por el IEMS-DF en el 2013,
de las últimas tres generaciones de las Preparatorias del GDF, al término del primer ciclo escolar, la permanencia de los
estudiantes disminuye un 25.3%, quedando únicamente el 74.7% de los
estudiantes, lo cual coincide con el promedio de deserción que se tiene a nivel
nacional durante “la transición del
primero al segundo grado” de bachillerato (Amador, 2008)[1].
Héctor G. Riveros y Emma Jiménez Cisneros (1998), mencionan
que “La gran deserción observada en el
primer año de la licenciatura y del nivel medio superior, indica que un
porcentaje alto de estudiantes considera cambiar de vocación (para el caso de
la universidad) o incorporarse al mercado laboral (para el caso del nivel medio
superior)”, lo cual coincide
con lo señalado por Roberto Rodríguez[2]
(2001), quien asegura que la deserción del total de estudiantes de bachillerato
en el DF esta “relacionada con la incorporación temprana a la fuerza laboral”, y en el mismo sentido, Juventino
Rodríguez Ramos, cuando era el Director General del IEMS-DF, afirmaba que “entre
las causas [de la deserción escolar]
está la necesidad que tienen los jóvenes por contribuir a los ingresos
familiares” (Archundia, 2007).
Sin embargo, las recientes autoridades del IEMS-DF han señalado que al menos en
las Preparatorias del GDF eso ya no
es así, porque del 25.3% de
estudiantes que desertan al término del primer ciclo escolar, el 14.24% de
ellos causa baja de manera formal, para irse a estudiar a otra institución
educativa. En palabras de Freyja Doridé Puebla López, ex Directora General del IEMS-DF, se puede decir que “muchos chicos entran, se inscriben con
nosotros y el próximo año vuelven a aplicar examen para la prepa, para el
Bachilleres, para el CCH y se van” (Montes, 2013), mientras que “El
otro 10.54% se ubica en el rubro de autoexclusión; es decir, estudiantes
activos que ya no se inscriben al siguiente ciclo escolar por su bajo avance
académico en la mayoría de las asignaturas” (IEMS-DF, 2013).
La autoexclusión de los estudiantes
fue considerada por José de Jesús Bazán Levy, cuando era Director General del IEMS-DF, como una “epidemia” o “una enfermedad que hace que haya una
deserción importante”, la cual, según él, “es cercana al 20 por ciento en el primer año y del 30 por ciento, en el
segundo”, y dicha situación se
debe a que quienes ingresan a las Preparatorias del GDF sienten “que los
conocimientos exigidos rebasan totalmente sus capacidades”, por lo que “se hacen a un lado, se excluyen por razones
académicas” [3]
(Hernández, 2010a).
A pesar de la existencia de la
autoexclusión educativa, Mara Robles (citada por Hernández, 2013d), señaló que,
al menos en el DF, los 46 mil
jóvenes en edad de cursar el bachillerato que no están en la escuela, no se
deben a “la falta de lugares en las
instituciones que brindan esta educación sino que la mayoría de los jóvenes
sólo quieren estar en los bachilleratos de la UNAM y el IPN”. aunque muchos
jóvenes que terminaron de estudiar la secundaria y realizaron el examen único
de ingreso al bachillerato, también se registran en el sorteo para ingresar a
las Preparatorias del GDF nada más “por si las moscas”, es decir, por si no
se quedan en el bachillerato que ellos quieren, y para probar su suerte: “Quién quita y pega”, tal como lo dijo
Doña Raquel, madre de Wendy Araceli, una de las aspirantes a ingresar al IEMS-DF durante el primer sorteo que se
realizó, la cual desafortunadamente no salió seleccionada (Sanders, 2001). Por
ello, Mara Robles dijo que “se buscará
que el Instituto de Educación Media Superior a cargo de las 20 preparatorias
del GDF sea más atractivo para los jóvenes capitalinos”, de manera que “estas preparatorias sean más conocidas y los
chichos aspiren a entrar a ellas”.
Considerando que uno de los
principales retos que tiene la institución es que “los jóvenes estudiantes consideren al IEMS como su primera opción
educativa y no como la última”, la ex Directora General de las
Preparatorias del GDF consideraba
que para lograrlo primero debíamos “salir
a que nos conozcan por cosas buenas y por cosas positivas, porque ya somos
conocidos, pero ahora por cosas buenas y por cosas positivas, y la otra,
fortalecer el trabajo del instituto, que la gente sepa lo que hacemos, que la
gente nos vea como opción de investigación, de proyecto” (Montes, 2013).
De manera similar, algunos
estudiantes egresados del IEMS-DF,
como Martha Marlene López (citada por Hernández y Durán, 2004), han considerado
que en el caso de las Preparatorias del GDF
“hace falta que la gente confíe en ellas,
porque se piensa que son chafas, y no es así”, ya que muchos jóvenes que
han sido rechazados del IEMS-DF por
falta de lugares para ellos, quieren que los dejen estudiar en las
Preparatorias del GDF porque
consideran que tienen un buen sistema educativo (González, 2002), además de que
los alumnos del IEMS-DF que
abandonaron o interrumpieron sus estudios “tienen
buena opinión del IEMS y consideran que su paso por este sistema les ha ayudado
mucho en su vida o a realizar otro tipo de actividades” (Centro de
Investigación Educativa y Actualización de Profesores A. C., 2011).
Sin embargo, se debe revisar la
problemática que generan los horarios desfasados de los estudiantes irregulares
o rezagados del IEMS-DF, los cuales
pueden llegar a contener muchas horas libres entre una asignatura y otra, lo
que genera un desgaste en ellos, además de que da pie para que centren su
tiempo en actividades que no están relacionadas “en términos estrictos con lo académico”, como socializar entre
pares y tener un noviazgo, mientras están en la escuela (Sánchez e Ybarra,
2008).
Otro de los aspectos que puede
afectar indirectamente la permanencia de los estudiantes en el IEMS-DF, es la falta de presupuesto
para las Preparatorias del GDF, ya
que, como señala Francisco Miranda, en los últimos años “han sufrido recorte presupuestal y en cuanto a su infraestructura hay
unas que son ‘de mucho orgullo’, mientras otras están inconclusas”, (Hernández,
Mirtha. 2013b), lo cual puede estar incrementando los índices de deserción
escolar, al menos en los planteles que se encuentran todavía inconclusos.
La deserción escolar “no es sólo un fracaso del estudiante, sino
de su familia, de la institución educativa a la que está inscrito y de la
sociedad en su conjunto”, tal como lo señalaron diversos expertos durante
la tercera Conferencia Latinoamericana sobre el Abandono en la Educación
Superior (Olivares, 2013:38), y si consideramos lo que menciona Lucía Monroy
Cazorla respecto a que “si bien en las
instituciones de educación superior existe un importante problema de deserción,
éste es aún más grave en el nivel medio superior”, podríamos añadir que
dicho problema es todavía mayor en las Preparatorias del GDF que en los demás bachilleratos del país y “Tal situación, además de plantear enormes retos en el uso de recursos,
está minando la efectividad del proyecto”, según lo reportado por EVALUA DF
(2012).
En ese sentido, es indudable que “la Secretaría de Educación del DF y en
específico las autoridades del IEMS, tienen la obligación de proponer y crear
un plan específico para mejorar su plan educativo y en consecuencia sus índices
de egreso”, tal como lo señaló Priscila Vera (citada por El Zócalo DF,
2013), aunque también es cierto que “La
sociedad no puede esperar que las instituciones educativas contrarresten solas
los efectos perniciosos que se generan en el contexto social y cultural en el
cual dichas instituciones están inmersas” (IEMS-DF, 2002:10). Se necesita
de la participación de todos, además de la identificación clara y precisa de
las diferentes causas que generan dicha problemática, para poder implementar
las soluciones más adecuadas para la misma.
REFERENCIAS
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proyecto del Instituto de Educación Media Superior del Distrito Federal”.
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Amador Hernández, Juan Carlos,
2008. “La evaluación y el diseño de políticas educativas en México”. Centro de
Estudios Sociales y de Opinión Pública (CESOP). Documento de Trabajo núm. 35.
Marzo de 2008.
Archundia, Mónica, 2007. “Deserción
en prepas del GDF, aún con tutorías”. El Universal. Metrópoli. Viernes 06 de julio
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Centro de Investigación Educativa
y Actualización de Profesores A. C., 2011. “Estrategia para el aprovechamiento y mejora del modelo educativo del
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En: http://www.elzocalodf.com.mx/ineficiente-sistema-educacion-media-superior-del-df-afirma-priscila-vera
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Media Superior del Distrito Federal”, p. 25. En:
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[1] Lucía Monroy menciona que
“la deserción se presenta sobre todo en
el segundo semestre y que los hombres abandonan más que las mujeres”
(Olivares, 2013:38), y Héctor G. Riveros, junto con
Julieta Fierro (s/f), mencionan que “la
alta deserción observada en el primer año del nivel medio superior y superior,
sugiere que este primer año es el que está actuando como un segundo filtro de
selección”, por ello consideran que “es
mejor incrementar la capacidad del primer año reconociendo su función como
medio de selección, o establecer un curso semestral, trimestral o mensual, como
filtro de selección”, tal como sucede en la UACM, en la que “existe un espacio de homogeneización escolar
denominado nivel básico, que supone cierta práctica de filtro académico”
(Alavez y Varela, 2012).
[2] Roberto Rodríguez es
investigador del Centro de Estudios sobre
la Universidad de la UNAM.
[3] Los resultados de la
Evaluación Diagnóstica 2013-2014 A aplicada a estudiantes de nuevo ingreso de
las Preparatorias del GDF muestran que “sólo
3.9 de los estudiantes presenta un desempeño satisfactorio en el diagnóstico”,
lo cual se le puede atribuir a la educación básica, aunque resulta aún más
preocupante observar que los resultados de dicha evaluación aplicada a
estudiantes del tercer semestre muestran que “sólo 2% presenta un desempeño satisfactorio”, mientras que los
resultados de dicha evaluación aplicada a los estudiantes de quinto semestre
muestran que “solo 0.8% presenta un
desempeño satisfactorio” (IEMS-DF, 2013:7), por lo que los docentes del
IEMS-DF trabajan con estudiantes que, en su gran mayoría, presentan
deficiencias académicas, aún después de haber pasado unos semestres en el
bachillerato, los cuales muchas veces desertan al no tener un desempeño
académico satisfactorio.
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